HABLAN LOS JOVENES

Nos están dando un buen ejemplo?

Señor Director:

Para cualquier joven que haya terminado el bachillerato y con deseos de superación, lo más conveniente es estudiar derecho o engancharse a “político” porque lo que nos presenta el diario vivir son asaltos, robos, violaciones, drogas, asesinatos, corrupción en las instituciones públicas, etc…

Ante este panorama de desorden que se observa en el país, los jóvenes tendemos a pensar en estudiar derecho, para ser abogados y ganar mucho dinero defendiendo muchas veces a ladrones, violadores, drogadictos, en fin inicuos que llevan cada día a un estado de más putrefacción a la sociedad dominicana. Pero, peor aún, estudiar derecho para ser juez, y dejar en libertad a aquellos que sin importarles las consecuencias, llevan el luto y el dolor a familias dominicanas.

Cada día es mayor el número de desalmados que por satisfacer vicios como el de las drogas, les prohíben vivir a seres humanos decentes y con buenas intenciones para con la patria, muchas veces para quitarle un celular, un reloj, un anillo y hasta cosas de menos valor que todo lo antes citado.

Debe quedar bien claro que nada tenemos en contra de los jóvenes que deciden estudiar derecho. Más bien lamentamos que algunos estén dando el malvado ejemplo de que hay que tratar de conseguir dinero sea como sea.

Otros nos están enseñando que para progresar hay que ser político y ocupar una posición pública para llenarnos hasta rebosar nuestros bolsillos de los dineros del pueblo, sin lamentar que millones de dominicanos se acuestan sin cenar, porque el sistema político que han implantado los gobiernos se lo han prohibido.

Con estos ejemplos que nos dan los corruptos, perversos, vestidos de costosos trajes y corbatas extranjeras, se hace cada vez más difícil para los jóvenes trillar el camino de la honestidad, el trabajo incansable y la superación basada en esfuerzos difíciles.

Es por ello, que hago una emotiva invitación a los jóvenes sanjuaneros a no dejarnos seducir por aquellos que a pesar de lucir brillantes y relucientes en sus rostros y con sus costosos trajes, externamente están podridos de corrupción y un sin número de prácticas perversas.

Vamos entonces jóvenes, a caminar cabizbajo y cuando se nos canse el cuello, alcemos nuestras miradas al cielo, pero jamás mirando a nuestro alrededor, el cual está putrefacto, hediondo, totalmente contaminado por la masiva presencia de perversos y corruptos, que muy mal les queda el nombre de “funcionarios,” porque no hacen algo por su pueblo y mucho menos por el país.

Algún día tendremos que levantarnos contra aquellos que a costa de los que menos podemos, se enriquecen de la noche a la mañana, ya sea desde un cargo político o defendiendo a antisociales que por satisfacer vicios malignos, llevan el luto y el dolor a familias pobres.

Julio César Mateo
El autor es Comunicador Social y Estudiantes de Periodismo en la Universidad Central del Este (UCE), extensión San Juan.